sábado, 4 de junio de 2011

Orgullo y prejuicio.

-Señorita Elizabeth, he luchado en vano y ya no lo soporto más. Estos últimos meses han sido un tormento. Vine a Rossins con la única idea de verla a usted. He luchado contra el sentido común, las espectativas de mi familia, su inferioridad social, mi posición y circunstancias, pero estoy diespuesto a dejarlas a un lado y pedirle que ponga fin a mi agonía.
-No comprendo.
-La amo. La amo ardientemente.





-Tiene que saberlo. Tiene que saber que todo lo he hecho por usted. Es usted demasiado buena para jugar conmigo. Su conversación de anoche con mi tía me ha hecho recobrar la esperanza que ya creía tener totalmente perdida. Si sus sentimientos siguen siendo los mismos, dígamelo. Mi afecto y mis deseos no han cambiado, pero una sola palabra suya me silenciará para siempre. Sin embargo, si sus sentimientos han cambiado, debo decirle que ha embrujado usted mi cuerpo y mi alma y que la amo, la amo y la amo y que ya nada podrá separarme de usted.




Fue una gran noche de películas.

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